miércoles, 12 de agosto de 2015




Batalla de las Ardenas (Algo de Historia)

 
Sobre el otoño de 1944, después de que el Tercer Reich hubiese cosechado un desastre militar tras otro estando a la defensiva tanto en el Frente Oriental como en el Frente Occidental, Adolf Hitler llegó a la conclusión de que había que pasar al ataque a gran escala para cambiar el curso de la contienda. El golpe decisivo tenía que ser sin duda el Frente Occidental, ya que la coalición de los Aliados Occidentales con la Unión Soviética era más frágil cada día. Una ruptura estratégica en aquel escenario cambiaría de manera irremediable los acontecimientos, siendo el lugar elegido para ello un área en torno a Bélgica y Luxemburgo conocida como las Ardenas.

Plan de Alemania

Ambicioso era el plan de Hitler sobre las Ardenas. Su proyecto consistía en concentrar a un poderoso ejército, aproximadamente de 45 divisiones apostadas tras la Línea Sigfrido que protegía la frontera con Alemania, para lanzarlas contra las líneas norteamericanas siguiendo el curso del Río Mosa y alcanzando el puerto de Amberes. Derrotado el I Ejército Estadounidense o puestos sus soldados en retirada, se pensaba cercar al II Ejército Británico más el norte, exactamente en la demarcación con Holanda y dentro de una bolsa de la que tendrían que escapar replegándose hacia el mar como hicieron durante la invasión de Francia en 1940. Si este plan funcionaba Alemania tendría tiempo suficiente para fabricar las supuestas “armas secretas” que la llevarían a la victoria final. Pero sobretodo, obligaría a los Aliados a replantearse la situación sobre su alianza con la Unión Soviética, ya que una derrota en las Ardenas, implicaría que el Ejército Rojo se desparramase sobre Europa Occidental, algo a lo que ni Londres ni Washington estarían dispuestos.

Ningún o casi ningún general del Ejército Alemán veía factible una ofensiva en las Ardenas, fruto de las alucinaciones de Hitler y de su desgaste moral tras años al frente del Tercer Reich. Por eso mismo, temiendo Hitler que sus hombres planteasen quejas sobre su proyecto, ideó un plan maquiavélico para llegar a un acuerdo con ellos. La noche del 11 de Diciembre todos los generales fueron convocados en una localidad solitaria próxima a Frankfurt. Cuando llegaron allí descubrieron perplejos que hombres armados de las SS les cachearon y confiscaron sus pistolas, haciéndoles subir a continuación a un autobús con las ventanas cerradas. Cuando el autobús arrancó dio varias vueltas para confundirles y desorientarles, para luego llevarles al Castillo de Ziegenberg, en donde nada más desembarcar, les bajaron a un sótano. En la sala les hicieron sentar en sillas con un guardia de las SS tras cada una de estas con la pistola cargada y preparada. De repente se abrió una puerta y entró Hitler sonriente. El Führer explicó una vez más todo su plan de ofensiva y se aduló él mismo asegurando lo genial de su estrategia. Los generales humillados y aterrorizados asintieron otorgándole la razón, pues al fin y al cabo su vida iba en ello. Finalmente todos fueron coaccionados a firmar por escrito la viabilidad del plan y su participación en el ataque que se gestaba. Así fue como de esta manera tan poco común se planificó la que sería la última gran ofensiva de Alemania.
Para llevar a cabo el gigantesco plan del Ejército Alemán (Wehrmacht) fue necesario retirar del Frente Oriental tropas y divisiones para concentrar refuerzos en el Frente Occidental. A principios de Diciembre de 1944 la frontera germano-belga se fue abarrotando de tropas procedentes de todas partes de la Europa ocupada, participando más de 10.000 vagones en el transporte. La acumulación de tal cantidad de hombres y material se efectuó bajo un estricto secreto, siendo el silencio sepulcral y con todas las medidas de seguridad pertinente, como por ejemplo los correos que se enviaban a través de mensajeros para no ser descifrados por radio o transportando tanques por la noche para no ser vistos por la aviación. Ni siquiera hubo vuelos de reconocimiento. Jamás los Aliados sospecharon del ataque.

Tecnológicamente superior a cualquier ejército visto en el Planeta Tierra era la Wehrmacht justo antes de la víspera de la ofensiva en las Ardenas. Por primera vez en mucho tiempo Alemania disponía en gran cantidad de hombres, tanques, cañones y aviones. Las fuerzas blindadas compuestas por los clásicos Stug, Panzer III y Panzer IV, se complementaban con los Tiger, Panther y los invencibles King Tiger. La Fuerza Aérea Alemana (Luftwaffe) contaba con los insuperables cazas a reacción Messerschmitt Me 262 junto con los Messerschmitt Bf 109 y Focke Wulf Fw 190; bombarderos Junkers Ju 88 y Heinkes He 111; y evidentemente los siempre efectivos bombarderos en picado Stukas. Sobre las cordilleras de las Ardenas se situaron cañones de todos los calibres, incluyendo en su mayoría los Flak de 88 milímetros e incluso lanzacohetes Neberwerfer o grandes piezas artilladas por trenes Leopold. Pero sin duda el arma más temida fueron los misiles V-1 y V-2 que tenían sus rampas de lanzamiento situadas en aquellos bosques. Otra novedad fue la visión nocturna que permitía a la infantería alemana ver en la noche, sin obviar al mejor rifle de asalto del mundo, el Stg-44.
“Operación Wacht am Rhein (Guardia en el Rin)” fue el nombre que se concedió a la ofensiva sobre las Ardenas, fijada en un principio para el 10 de Diciembre, pero que se retrasó hasta el 16 a la espera de mal tiempo que dificultase las operaciones aéreas aliadas. Gerd Von Rundest, mariscal que conquistó Francia en 1940, fue nombrado principal responsable de la operación. Un total de 200.000 soldados, 2.000 tanques, 1.900 cañones y 3.000 aviones se concentraron en la frontera. El único problema de la Wehrmacht era que no disponía de gasolina suficiente para llegar a Amberes, de hecho Hitler había prometido una cantidad 5 veces más elevada de la normal, de la que al final sólo pudo reunir el 1’5, lo que dejaba a los alemanes dependientes del combustible que capturasen al enemigo.

El ataque en las Ardenas sería llevado a cabo por tres columnas en una rápida y tradicional “Guerra Relámpago (Blitzkrieg)”. La primera columna central iría al mando del general Hasso Von Manteuffel con el V Ejército Panzer que se repartía en el XLVII Cuerpo con las 2ª y 9ª División Panzer, más la 26ª División Volksgrenadier y la Brigada Führer; el LVIII Cuerpo con las 18ª y 62ª Divisiones Volksgrenadier; y el XXXIX Cuerpo Panzer con la 176ª Division Volksgrenadier. Hacia Lieja marcharía la segunda columna con el VI Ejército Panzer del general Josep Sepp Dietrich que se dividía en el I Cuerpo SS Panzer con la veterana 1ª División SS Panzer “Leibstandarte Adolf Hitler”, la 12ª División SS Panzer “Hitlerjugend”, la 3ª División Paracaidista, la 150ª Brigada Panzer Especial y las 12ª y 227ª Divisiones Volksgrenadier; el II Cuerpo SS Panzer con la 2ª División SS Panzer “Das Reich” y la 9ª División SS Panzer “Hohenstaufen”; y el LXVII Cuerpo con las 246ª, 272ª y 326ª Divisiones Volksgrenadier. Por último hacia el flanco más meridional marcharía desde Luxemburgo el VII Ejército del general Erich Brandenberg con el LIII Cuerpo integrado por las 9ª y 15ª Divisiones Volksgrenadier y la Brigada de Granaderos Führer; el LXXX Cuerpo con las 212ª, 276ª y 340ª Divisiones Volksgrenadier; y el LXXXV Cuerpo con la 5ª División Paracaidista y las 79ª y 352ª Divisiones Volskgrenadier.
Una de las novedades de la ofensiva en las Ardenas fue la “Operación Greif (Grifo)” que lideraría el coronel de las SS, Otto Skorzeny, el gran experto en misiones especiales que se había hecho famoso por rescatar a Benito Mussolini del Gran Sasso en 1943. Su nueva misión en esta ocasión consistió en que los hombres de la 150ª Brigada Panzer Especial, junto a un grupo de 2.000 paracaidistas y 40 jeeps Willy americanos, vestidos todos con uniformes estadounidenses, se infiltrasen tras las líneas enemigas para causar la máxima confusión posible.

Grupo de Ejércitos Oeste (Mariscal de Campo Gerd Von Rundest):

 V Ejército Panzer (General Hasso Von Manteuffel)
·XLVII Cuerpo (General Heinrich Von Luttwitz)
-2ª División Panzer
-9ª División Panzer
-26ª División Volksgrenadier
-Brigada Führer
·LVIII Cuerpo (General Walter Kruger)
-116ª División Panzer
-560ª División Volksgrenadier
·LXVIII Cuerpo (General Walter Lucht)
-18ª División Volksgrenadier
-62ª División Volksgrenadier
·XXXIX Cuerpo Panzer (General Karl Decker)
-176ª División Volksgrenadier
VI Ejército Panzer (Oberstgruppenführer SS Josep Sepp Dietrich)
·I Cuerpo SS Panzer (Gruppenführer SS Hermann Priess)
-1ª División SS Panzer “Leibstandarte Adolf Hitler”
-3ª División Paracaidista “Fallschirmjäger”
-12ª División SS Panzer “Hitlerjugend”
-12ª División Volksgrenadier
-227ª División Volksgrenadier
-150ª Brigada Panzer Especial
·II Cuerpo SS Panzer (General Willi Bittrich)
-2ª División SS Panzer “Das Reich”
-9ª División SS Panzer “Hohenstaufen”
·LXVII Cuerpo (General Otto Hitzfeld)
-3ª División Panzergrenadier
-246ª División Volksgrenadier
-272ª División Volksgrenadier
-326ª División Volksgrenadier
VII Ejército (General Erich Brandenberger)
·LIII Cuerpo (General Edwin Von Rothkirch)
-9ª División Volksgrenadier
-15ª División Panzergrenadier
-Brigada de Granaderos Führer
·LXXX Cuerpo (General Franz Beyer)
-212ª División Volksgrenadier
-276ª División Volksgrenadier
-340ª División Volksgrenadier
·LXXXV Cuerpo (General Baptist Kneiss)
-5ª División Paracaidista
-79ª División Volksgrenadier
-352ª División Volksgrenadier
Fuerzas Alemanas:
Tropas: 200.000
Tanques: 2.000
Aviones: 3.000
Cañones: 1.900

Plan de los Aliados

Las Ardenas era un terreno boscoso entre Bélgica, Alemania y Luxemburgo, repleto de colinas cubiertas de árboles, selvas oscuras, profundas gargantas, intrincados arroyos y sobretodo gruesas capas de nieve en invierno. Sobre aquella zona el Ejército Estadounidense se encontraba dispersado y desmoralizado, con escaso material y efectivos tras sus desastres militares durante la “Operación Market-Garden” de Holanda y la Batalla del Bosque de Hürtgen, además de encontrarse en una situación logística complicada porque los suministros tenían que llegar desde las lejanas playas de Normandia atravesando toda Francia y Bélgica.
Tras la difícil situación de la Batalla del Bosque de Hürtgen donde los alemanes dieron una buena paliza al Ejército Estadounidense, los Aliados se quedaron con pocos medios para el ataque. Viendo el problema, el comandante en jefe de la Fuerza Expedicionaria Aliada, Dwith David Esisenhower, reunió el 7 de Diciembre en Maastrich al mariscal británico Bernard Montgomery, al mariscal del aire Sir Arthur Tedder y al general norteamericano Omar Nelson Bradley. El motivo de la conferencia fue la proposición de planear una rápida contraofensiva contra el Tercer Reich, ante la evidente necesidad de mostrar a la opinión pública su capacidad de movimiento a pesar de las derrotas trágicas del otoño de 1944. Aquella ofensiva fue fijada para Enero de 1945, operación que jamás se llegaría a realizar porque precisamente iban a ser ellos los atacados.
Sin saber lo que se les venía encima, los estadounidenses en las Ardenas presentaban el dispositivo defensivo más débil del Frente Occidental. Su colocación consistía básicamente en puestos fortificados o trincheras adelantadas distribuidas irregularmente por todo el frente, unas muy cerca de los alemanes y otras alejadísimas, elevando el riesgo de ser embolsados y de quedarse sin municiones de vívires y gasolina. Los tanques se repartían en unidades independientes y no en grandes agrupaciones, siendo todos inferiores a los blindados alemanes con modelos Sherman, M-24 Chaffee, M-10 o los autopropulsados Priest. En el aire al menos los Aliados contaban con la superioridad absoluta, tanto la Fuerza Aérea Estadounidense (United States Air Force o USAF) como la Real Fuerza Aérea Británica (Royal Air Force o RAF), pero de nuevo la tecnología seguía siendo inferior al no disponer de aviones a reacción, viéndose obligados a enfrentarse a reactores con simples aparatos de hélice como el gran caza-tanques P-51 Mustang o el P-47 Thunderbolt. Por si fuera poco la desmoralización había aumentado entre la tropa por encontrarse tan lejos de casa en Navidad, todo lo contrario a los alemanes que se atrincheraban en la frontera de su patria.
El despliegue de los Aliados en las Ardenas consistió en dos ejércitos con un total de 83.000 soldados, 242 tanques, 394 cañones y 1.000 aviones. El I Ejército Estadounidense del general Courtney Hodges disponía del V Cuerpo entre Lammersdorf y Monschau con las 1ª, 2ª, 9ª y 78ª y 99ª Divisiones de Infantería; más atrás estaba el VII Cuerpo con las 2ª y 3ª Divisiones Blindadas y las 83ª y 84ª Divisiones de Infantería; y por el último el XVIII Cuerpo Aerotransportado con la 7ª División Blindada, las 30ª, 75ª y 106ª Divisones de Infantería, las 82ª y 101ª Divisiones Aerotransportadas y el 14º Grupo de Caballería. George Patton, el mejor general que había gestado América, estaba al mando del III Ejército Blindado con el III Cuerpo que incluía las 4ª y 6ª Divisiones Blindadas y las 26ª, 35ª y 90ª Divisiones de Infantería; el VIII Cuerpo con las 9ª y 11ª Divisiones Blindadas, las 28 y 87ª Divisiones de Infantería y la 17ª División Aerotransportada; el XII Cuerpo con las 4ª, 5ª,10ª y 80ª Divisiones de Infantería; y el XXX Cuerpo Británico con la 6ª División Aerotransportada, la 51ª División de Infantería Escocesa “Highland” y la 53ª División de Infantería “Welsh”.

XXI Grupo de Ejércitos (Mariscal Bernard Montgomery):

 I Ejército Estadounidense (General Courtney Hodges)
·V Cuerpo (General Leonard T. Gerow)
-1ª División de Infantería “Big Red One”
-2ª División de Infantería
-9ª División de Infantería
-78ª División de Infantería
-99ª División de Infantería
·VII Cuerpo (General Joseph Lawton Collins)
-2ª División Blindada
-3ª División Blindada
-83ª División de Infantería
-84ª División de Infantería
·XVIII Cuerpo Aerotransportado (General Matthew Ridway)
-7ª División Blindada
-30ª División de Infantería
-75ª División de Infantería
-82ª División Aerotransportada
-101ª División Aerotransportada
-106ª División de Infantería
-4º Grupo de Caballería
III Ejército Blindado Estadounidense (General George Patton)
·III Cuerpo (General John Millikin)
-4ª División Blindada
-6ª División Blindada
-26ª División de Infantería
-35ª División de Infantería
-90ª División de Infantería
·VIII Cuerpo (General Troy H. Middleton)
-9ª División Blindada
-11ª División Blindada
-17ª División Aerotransportada
-28ª División de Infantería
-87ª División de Infantería
·XII Cuerpo (General Manton Eddy)
-4ª División de Infantería
-5ª División de Infantería
-10ª División de Infantería
-80ª División de Infantería
XXX Cuerpo Británico (General Bryan Horrocks)
-6ª División Aerotransportada
-51ª División de Infantería Escocesa “Highland”
-53ª División de Infantería “Welsh”
Fuerza Aliadas:
Tropas: 83.000
Tanques: 242
Aviones: 1.000
Cañones: 394

Ofensiva en las Ardenas (16 de Diciembre de 1944 )

Durante la madrugada del 16 de Diciembre de 1944, un intenso fuego de más de 1.500 piezas de artillería cayó inesperadamente sobre los bosques en un frente de 141 kilómetros entre la frontera germano-belga de las Ardenas. Acto seguido, misiles V-1, V-2 y Rheinbote despegaron de sus rampas de lanzamiento para descender sobre las ciudades de Lieja y Amberes causando el terror entre la población civil.
Durante horas el V Cuerpo Estadounidense en primera línea recibió una interminable lluvia de proyectiles mientras sus hombres cavaban hoyos en la nieve para ocultarse. La metralla se volvió especialmente muy peligrosa debido que saltaron miles de astillas de madera en todas direcciones procedentes de los árboles que provocaron una muerte lenta y dolorosa a decenas de soldados.
Junto al Río Our aconteció otra sorpresa para los americanos cuando miles de vatios de luz procedentes de reflectores enfocaron las bajas nubes provocando un efecto óptico que clareció el cielo como si fuese de día y abrillantó la niebla como si fuese el Sol. Aquella ingeniosa táctica que cegó y deslumbró a los soldados norteamericanos, fue la señal para que el V Ejército Alemán iniciase el avance.
Mientras se iluminaba el cielo y bombardeaba la artillería, decenas de aviones de transporte alemanes Junkers Ju 52 cargados de paracaidistas se dirigieron hacia sus objetivos. La primera unidad en saltar fue la 3ª División Paracaidista del comandante August Von der Heyte, la cual quedó completamente dispersada por todas las Ardenas debido a los fuertes vientos esa noche y al nutrido fuego de los cañones antiaéreos.

Algo más de éxito tuvo la segunda oleada en saltar, la 150ª Brigada Panzer Especial de Otto Skorzeny. Esta unidad de élite con comandos vestidos de uniformes americanos y provistos de jeeps, camiones y algunos tanques de modelo estadounidense que les esperaban en determinados puntos, se internaron tras las líneas enemigas sin ser vistos y provocaron cuantiosas daños al enemigo. Skorzeny que iba con 50 efectivos esa noche cambió de ruta a numerosas unidades norteamericanas mediante el giro de carteles o simuló campos de minas falsos con cintas rojas. Otros grupos incluso consiguieron hacerse con algunos puentes sobre el Río Mosa, desde los cuales modificaron todos los carteles hacia Lieja y Huy, lo que desvió a una columna americana hacia una dirección incorrecta. Lo mismo sucedió en un túnel del Río Escalda con el pretexto de las minas, impidiendo a unos americanos cruzarlo; así como cuando dichos comandos lograron tomar mediante sorpresa un cruce de carreteras en la ciudad de Malmédy. De los 40 jeeps que se infiltraron en territorio enemigo, únicamente fueron capturados 8, siendo todos sus ocupantes fusilados según las leyes de la Convención de Ginebra por vestir el uniforme del bando contrario. Sin embargo los resultados fueron fatales para los americanos porque este tipo de comandos provocaron tanta confusión que las carreteras rápidamente se colapsaron y se formaron interminables atascos. Precisamente tal fue la obsesión por capturar a los supuestos impostores, que la policía militar detuvo a cientos de inocentes entre sus tropas y en cada puesto avanzado se paró a los soldados para que realizasen un test sobre actualidad e Historia de los Estados Unidos.
Psicólogicamente desmoralizante y exitosa fue la táctica de los comandos vestidos de uniformes americanos. Por ejemplo aquella noche dentro del cuartel aliado de Eisenhower en París se vivió un completo desbarajuste. Nada estaba en su sitio y la información procedente de las Ardenas era confusa. Por si fuera poco las unidades especiales de Skorzeny hicieron creer que unos comandos alemanes en París y Versalles intentarían asesinar a Eisenhower, rumor que se extendió por todo el continente. Ante tal noticia el jefe de las fuerzas aliadas se mantuvo recluido en su cuartel como medida de seguridad mientras miles de tropas americanas tomaban el centro de Versalles como alerta preventiva. De hecho Eisenhower llegó a estar cautivo de sus propios soldados hasta 10 días seguidos. Tal movilización en París y los alrededores fue un triunfo para los alemanes. Los Aliados habían picado el anzuelo por algo absurdo, mientras descuidaban las informaciones que llegaban del devastador ataque que se estaba produciendo en las Ardenas. Todo había salido a la perfección.
Un poco antes del amanecer, el V Ejército Panzer entró en contacto con la primera línea enemiga estadounidense. El avance fue tan rápido e inesperado que la mayoría de norteamericanos se rindieron sin pegar ni un sólo tiro. Marnach, Hosingen y Holtzhum cayeron ante el inicial avance de los alemanes. Únicamente encontraron resistencia estadounidense en el paso del Río Our, obstáculo que fue fácilmente superado.
Al norte la ofensiva empezó casi al mismo tiempo cuando el VI Ejército Panzer de Sepp Dietrich desencadenó un brutal asalto de tanques e infantería, siendo la 99ª División de Infantería Estadounidense cerca de Höfen la primera en recibir el choque. Las tropas de la 1ª División SS Panzer “Leibstandarte” golpearon a los americanos contundentemente, pero estos se encontraban tan bien situados en la densidad del bosque y las colinas arboladas, que consiguiern frenar por el momento el primer asalto, por lo menos hasta que llegaron los tanques alemanes y comenzaron a replegarse. A medida que el VI Ejército Panzer avanzaba y se detenía a rematar los focos de resistencia que los americanos presentaban en hoyos o cumbres, los germanos encontraron la forma de eliminarlos rápidamente utilizando a los jóvenes y ancianos de las divisiones Volksgrenadier para disparar con sus Panzerfaust hacia los núcleos aislados enemigos.

Durante el día fue tomado Losheim, localidad en la que se produjo tal acumulación de vehículos germanos que para los tanques fue imposible avanzar con rapidez debido a los atascos de tráfico provocados entre la 1ª División SS Panzer “Leibstandarte” y la 12ª División Volksgrenadier. Uno de los comandantes de carros de combate de la “Leibstandarte”, Joachim Peiper, cansado de tanto esperar por el tráfico, ordenó embestir con los tanques a los vehículos de la 12ª División Volksgrenadier sin importarle los daños. Así lo hicieron abriéndose paso sin problemas y poco después, conscientemente Peiper del peligro, mandó atravesar a sus hombres por un campo de minas alemán para darse más prisa. En el trayecto se perdieron varios vehículos, aunque su sacrificio no fue vano, pues esta valiente acción de guerra permitió seguir avanzando al Ejército Alemán. Más adelante, a media mañana, los blindados de Peiper se encontraron con los hombres de la 3ª División Paracaidista que se había adelantado a ellos tras salto desde los aviones. Aquellas tropas aerotransportadas tuvieron suerte porque los carristas les invitaron a subir a los tanques y evitarles continuar a pie. Reanudada la marcha, la ciudad de Buchholz cayó en manos de la columna de Peiper después de que los defensores estadounidenses se rindieran sin luchar. Tras la caída de Buchhloz, la fuerza de Peiper se encontró de nuevo con otro atasco, aunque en esta ocasión de una cola de vehículos norteamericana. Inmediatamente ordenó abrir fuego y logró destruir a todos los vehículos estadounidenses sin excepción. Aquella columna de vehículos destrozados impidió que los americanos fueran avisados de la ofensiva y poco después fueran sorprendidos en Honsfeld, siguiente localidad en la que nuevamente cayeron cientos de prisioneros. Eufórico y sin detenerse, Peiper prosiguió con su relámpago avance capturando el aeródromo americano de Büllingen y haciendo otros 50 prisioneros más. Por suerte para él, en aeropuerto los alemanes encontraron bidones de combustible intactos con los que pudieron repostar gratuitamente gasolina en sus depósitos. Sin duda alguna aquella fue una de las mayores gestas de Peiper.
Por la tarde el I Cuerpo SS Panzer rompió las líneas de la 99ª División de Infantería Estadounidense después de haberla arrollado con los tanques. Aquel acontecimiento precipitó la perforación del frente, haciendo que el V Cuerpo Estadounidense quedase partido en dos y perdiera contacto con el resto de las fuerzas norteamericanas en Europa.
A la caída de la noche, los restos de la 99ª División de Infantería Estadounidense atacaron saliendo de sus posiciones en un intento por taponar las brechas en la zona de Heinerscheid. El resultado fue una pérdida inútil de hombres y una gran cantidad de tanques Shermans destruidos. Tras el desastre, la 99ª División de Infantería Estadounidense comenzó a replegarse mientras sus hombres eran perseguidos por los alemanes que hostigaron con artillería las formaciones en retirada a través de los bosques nevados.
Cerca de Lonsheim, ya entrada la noche, los alemanes consiguieron una gran victoria al destruir a la 106ª División de Infantería Estadounidense y al 14º Grupo de Caballería. Simultáneamente en Schnee Eifel aniquilaron a todas las unidades de artillería norteamericanas emplazadas en la zona. No muy lejos de allí la Wehrmacht logró otro magistral triunfo en Clervaux, ciudad en la que se encontraba el cuartel general estadounidense dentro de un antiguo castillo, fortaleza que fue conquistada tras un duro asedio hasta que un Panzer aplastó la puerta de la entrada e irrumpió en el interior masacrando a los defensores.

A medianoche la única información fiable que tenían los aliados en París tras la falsa alarma del intento de asesinato de Eisenhower, era que los alemanes habían atacado en un frente de más de 100 kilómetros entre las Ardenas y Luxemburgo. Sin embargo la situación real era mucho más crítica para ellos, pues habían perdido casi tres divisiones en una sóla jornada y los alemanes avanzaban como rayos. Aquello sin duda ya se parecía más a la Blitzkrieg de Mayo de 1940.

Blitzkrieg en las Ardenas (17 de Diciembre de 1944)

Durante la noche del 16 al 17 de Diciembre, los Aliados estuvieron haciendo cambios en todos los sectores de las Ardenas para intentar resistir el ataque alemán. Justo después de que resultase incomunicado el V Ejército Estadounidense, desde París dieron orden de trasladar refuerzos cuanto antes. Con velocidad se envió al sur a la 106ª División de Infantería Estadounidense para proteger la carretera a St. Vith, al mismo tiempo que la 2ª División de Infantería era llevada a reforzar el flanco de la castigada 99ª División de Infantería seguida por retaguardia de la veterana 1ª División de Infantería “Big Red One”.
Excesivamente tarde llegaron los refuerzos a la 99ª División de Infantería Estadounidense, ya que cuando amaneció el 17 de Diciembre, los comandos de la 150ª Brigada Panzer Especial de Skorzeny habían conseguido llamar la atención de todas las unidades americanas que acudían en su socorro. Desguarnecida dicha división, los blindados de la columna de Peiper la emboscaron y la provocaron unas 3.000 bajas cerca de Elsenborn.
Aquella misma mañana Peiper ordenó seguir adelante sin detenerse hacia siguiente objetivo: Liegneuville. Nada más llegar a las afueras de dicho pueblo el disparo de un tanque Sherman norteamericano destruyó a un blindado Panther alemán. Sin embargo Peiper que previamente había localizado al carro enemigo con sus prismáticos, corrió valientemente con un Panzerfaust para destruirlo, justo cuando el inesperado fogonazo de un Panzer se le adelantó y aniquiló al Sherman de un sólo impacto. Tras tomar Liegneuville y acabar con los pocos tanques estadounidenses ocultos entre los árboles, la columna de Peiper marchó hacia Buellingen penetrando más de 6 kilómetros en las líneas americanas. A pesar de tener órdenes de no avanzar abandonando grandes concentraciones de tropas en los flancos, Peiper ignoró la orden y marchó hacia el Río Mosa acabando con las pocas unidades dispersas de la 9ª División Blindada Estadounidense.
Para finalizar aquella jornada del 17 de Diciembre, los Aliados comprendieron lo grave de la situación. Eisenhower ordenó inmediatamente poner en marcha a las 82ª y 101ª Divisiones Aerotransportadas Estadounidenses, al mismo tiempo que eligió al III Ejército Blindado de Patton para acudir en socorro de las unidades estadounidenses arrollados en las Ardenas. El único problema de la operación era que toda aquella maniobra requeriría muchos días para Patton, básicamente debido a la lejanía de sus fuerzas respecto a la línea del frente.

Masacre de Malmedy

A mediodía del 17 de Diciembre de 1944, tres unidades que recientemente habían venido desde Holanda a las Ardenas procedentes del 285th Batallón de Observación de Artillería Estadounidense formado por 140 hombres, circulaban tranquilamente entre Baugnez y Malmedy en dirección a Luxemburgo. Durante el trayecto cerca de Malmedy, la columna se topó con el 291th Batallón de Zapadores Estadounidense, el cual les advirtió que había alemanes pululando por la zona.
Con precaución, el 285th Batallón de Observación de Artillería continuó avanzando por la carretera de Baugnez hasta hacer una parada en el Café Bodarwé. Mientras se relajaban en la cafetería, dos tanques de una avanzadilla de la columna de Peiper llegaron por el este. Poco después se unieron unidades de la 1ª División SS Panzer “Leibstandarte” y de la 12ª División SS Panzer “Hitlerjugend”. En cuanto vieron a los americanos en el café los tanques abrieron fuego y los hombres saltaron de los vehículos para hacerles prisioneros. Sorprendidos los estadounidenses apenas ofrecieron resistencia.
A las 14:00 horas todas las tropas norteamericanas se rindieron a los alemanes. Fueron un total de 113 prisioneros entre los que había 90 soldados, 11 del personal de ambulancias y uno de la policía militar, además de otros 11 capturados el día 16 que habían sido obligados a seguir a pie la columna de Peiper durante un día entero.

Sobre las 14:15 horas un total de 50 prisioneros fueron obligados a formar en grupos de quince personas y llevados tras la cafetería. Sin ninguna explicación y en medio de la nieve, les fusilaron a quemarropa con rifles y ametralladoras. Todo sucedió entre las 15:00 y las 16:00 de la tarde, período en que todos los grupos de cautivos fueron asesinados uno a uno, colocando además a los tanques delante de ellos para impedirles defenderse. Únicamente doce soldados se ocultaron en la cafetería, pero los alemanes la incendiaron y a medida que fueron saliendo con los cuerpos ardiendo los alemanes les dispararon.
Un total de 70 soldados estadounidenses fueron asesinados en Malmedy. Sólo unas pocas horas después de lo sucedido, Eisenhower fue informado del hecho y la noticia recorrió el mundo. Aquello sin duda modificó el aspecto psicológico de la batalla, ya que al saber lo ocurrido la indignación y las ansias de venganza invadieron los sentimientos de las tropas estadounidenses que combatían en las Ardenas. Sin duda alguna fue el peor error que los alemanes pudieron cometer, pues a partir del crimen los americanos se negarían a rendirse sabiendo lo que podía pasarles.

Batalla de Saint Vith (18 – 23 de Diciembre de 1944)

La Batalla por Saint Vith comenzó la madrugada del 18 de Diciembre de 1944 cuando la 62ª División Volksgrenadier atacó el pueblo junto a las orillas del Río Our donde se apostaban los estadounidenses entre la línea Monschau-Elsenberg. Viéndose superados con los primeros rayos de Sol, los americanos se replegaron hacia el interior de la misma Saint Vith esperando poder organizar la resistencia.

A kilómetros de Saint Vith, la columna de Peiper prosiguió su avance al alba venciendo a todas las fuerzas americanas en Stavelot y arrasando el pueblo entero. Acto seguido sus hombres corrieron hacia Trois Ponts, donde su avance fue detenido temporalmente cuando ingenieros norteamericanos volaron el puente sobre el Río Amblève. Peiper entonces decidió cambiar de ruta y dirigirse hacia La Gleize, aunque a la caída de la tarde una escuadrilla aérea de caza-bombarderos P-51 Mustang americanos localizaron a la columna blindada y destruyeron 10 tanques. Tras este suceso Stavlot fue atacado por americanos rezagados y Peiper se vió obligado de nuevo a cambiar de sentido. Justo a partir de este punto y debido a la cercanía de los alemanes al cuartel general en Spa, los norteamericanos comenzaron una parcial evacuación hacia el interior de Bélgica. Durante el proceso los alemanes cometieron el error de no percatarse de que a 500 metros de Stavelot había un depósito de 11 millones de toneladas de gasolina que podían haberles proporcionado el combustible necesario para reocupar Bélgica otra vez si hubiesen querido.
La noche del 18 de Dicembre se produjo un enfrentamiento entre la 9ª División Blindada Estadounidense y la 2ª División Panzer, siendo todos los tanques norteamericanos destruidos uno a uno. Con esta acción el camino a Bastogne quedó libre. Así pues, sin dudarlo un instante, el V Ejército Panzer avanzó toda la noche hasta toparse de bruces con la recién llegada 101ª División Aerotransportada Estadounidense. Milagrosamente los paracaidistas norteamericanos consiguieron frenar el ataque cerca de Bastogne, aunque la hazaña les costó la pérdida de un regimiento entero.
Al comienzo del día 19 de Diciembre, las tropas germanas conquistaron Schnee Eiffel; mientras que las tres divisiones alemanas que atacaron Saint Vith destruyeron dos regimientos estadounidenses de infantería. Simultáneamente el V Ejército Alemán en el norte ocupó tras una dura resistencia la ciudad de Stoumont, capturando a más 100 prisioneros norteamericanos y destruyendo numerosos blindados Sherman a costa de la pérdida únicamente de 3 tanques Panther.

Durante los más de tres días de ofensiva, las alarmas aéreas sonaron en Lieja y Amberes porque decenas de misiles V-1 y V-2 cayeron sobre ambas ciudades provocando el pánico y el caos entre la población civil y las fuerzas de ocupación aliadas. Tampoco se salvó de la devastación el aeródromo aliado de Deurne, acosado en varias ocasiones por estos misiles. Las rampas y bases de los misiles estaban situadas estratégicamente por todos los bosques de las Ardenas, bien camufladas y de difícil localización desde el aire. Este bombardeo que costó numerosas vidas, la mayoría belgas, favoreció el ataque alemán, ya que ralentizó la movilidad entre líneas y las carreteras de estas dos vitales ciudades hacia las Ardenas.
Ante la falta evidente de gasolina, el 20 de Diciembre la columna de Peiper se detuvo completamente, algo que permitió a la 82ª División Aerotransportada Estadounidense replegarse hacia el interior de Saint Vith junto con los restos acorazados de otras unidades. Sin embargo apenas tuvieron tiempo de preparar la defensa porque los alemanes atacaron Saint Vith el día 21 por el noroeste, viéndose obligados los americanos a reducir su perímetro a una línea muy estrecha dentro de las ruinas del pueblo destruido.
Más al sur, en la ciudad de Schönberg, la 18ª División Volksgrenadier aniquiló completamente a la 106ª División de Infantería Estadounidense en los alrededores del Monte Schnee Eiffel, donde hizo prisioneros a más de 8.000 soldados norteamericanos. Sin duda alguna aquella jornada supuso el mayor desastre militar estadounidense cosechado en la ofensiva y una de las mayores derrotas tácticas de la Historia de Estados Unidos.
Tras varios intentos, los días 22 y 23 de Diciembre, los tanques King Tiger y Panther se lanzaron de frente contra Saint Vith destrozando a los últimos blindados Shermans estadounidenses. Precisamente muchos de los tanquistas norteamericanos abandonaron sus carros antes de combatir, prefiriendo unirse a las largas colas en retirada que no morir abrasados en el interior de las máquinas. Para cuando amaneció el 23 por la mañana, los alemanes finalmente redujeron la última bolsa al oeste de la ciudad y entraron victoriosos en Saint Vith. Como resultado la 7ª División Blindada Estadounidense fue destruida con 3.397 bajas, logrando escapar algunos supervivientes por el Río Salm.

Ocupada Saint Vith, la ciudad de Bastogne quedó aislada y la 101ª División Aerotransportada Estadounidense fue embolsada en su interior. Aquella localidad suponía el último objetivo entre los alemanes y el Río Mosa; justo cuando el III Ejército de Patton ya se había puesto en marcha hacia Bastogne. Iba a ser precisamente en esa localidad donde se decidiría el destino de la campaña.

Batalla de Bastogne (23 – 31 de Diciembre de 1944)

Bastogne era una pequeña ciudad de 3.500 habitantes que por el azar del destino se convirtió en el punto estratégico más importante de las Ardenas por ser el nudo de carreteras más amplio hacia otros sectores del país. Precisamente cinco años antes, Bastogne había caído en manos de la Wehrmacht el 10 de Mayo de 1940, únicamente 24 horas después del primer día de invasión alemana. Como todo sucedió tan rápido por aquel entonces, de manera simbólica y dentro de la misma ciudad yacía el soldado Emile Cady del 2º Regimiento de Cazadores de las Ardenas, el primer belga caído de la Segunda Guerra Mundial y oriundo de la comarca. Al igual que cinco años atrás, la Wehrmacht volvía a amenazar la ciudad, esta vez con XLVII Cuerpo Alemán que a diferencia de sus antecesores no tendría tanta suerte.
Dentro de la bolsa de Bastgone quedó atrapada la 101ª División Aerotransportada Estadounidense del general Antonhy McAuliffe (sustituido por Maxwell Taylor no hacía mucho); una administración que fue compartida por el alcalde belga de la ciudad, el profesor de escuela León Jacqmin. Para sobrevivir a este cerco tanto los paracaidistas americanos como los civiles belgas disponían de 200 gramos de pan diario y 2 toneladas de galletas procedentes de la llamada Organización Socorro de Invierno. Por suerte para los sitiados, estos contaron con dos factores ventajosos que los alemanes no previeron: en primer lugar los campesinos de los alrededores pudieron suministrarles animales del ganado que trasladaron a la ciudad para proporcionar carne; mientras que en segundo lugar las “Raciones K” del Ejército Estadounidense eran tan abundantes que pudieron repartirse sin problemas entre la población civil y los más necesitados. Sin embargo y a pesar de estar muy bien preparados para aguantar el asedio, durante los días que duró el cerco, los norteamericanos pasaron todo tipo de calamidades como hambre, frío, falta de sueño, enfermedades y bombardeos, entre muchas otras cosas peores.

La noche del 22 al 23 de Diciembre se inició el ataque alemán con un bombardeo de artillería seguido por tropas de infantería contra las posiciones occidental y meridional de los bosques alrededor de Bastogne. Los estadounidenses con armas cortas y de escaso alcance consiguieron retener el avance de los alemanes ocultándose entre los árboles o en los agujeros excavados bajo la nieve. Al caer la noche, numerosos aviones de la Luftwaffe y artillería pesada bombardearon intensamente Bastogne hasta el amanecer, momento en que la infantería y varios tanques alemanes descendieron por la pendiente hacia la ciudad intentando tomar la ciudad sin éxito porque muchos fueron destruidos por los aguerridos defensores.
Sobre las 11:30 del 23 de Diciembre, tras lanzar los últimos 6 proyectiles la batería alemana situada en el túnel de Kautenbach, cuatro parlamentarios germanos con bandera blanca solicitaron hablar con el general de la 101ª División Aerotransportada. McAuliffe les recibió para escuchar una propuesta de rendición por la que serían tratados honrosamente según la Convención de Ginebra. Sin embargo McAuliffe escribió una nota sobre un papel para el general Hasso Von Manteuffel que los parlamentarios le entregaron poco después. Su respuesta fue: “¡Y un cuerno!”.
Claro y soleado amaneció el 24 de Diciembre para sorpresa de los alemanes. Aquel inesperado factor climatológico permitió a la aviación aliada poner en el aire a sus aviones y atacar las líneas de comunicaciones germanas destruyendo numerosos vehículos y tanques en las carreteras. Además para ayudar a los sitiados los aviones de transporte americanos C-47 Dakota lanzaron suministros y municiones en paracaídas a los soldados de la 101ª División Aerotransportada Estadounidense atrapado en Bastogne después de realizar más de 3.000 salidas. De esta manera por la noche los asediados celebraron la Nochebuena ocultos bajo la tierra y la nieve con raciones que comer y regalos navideños de los que disfrutar.
Al llegar el 25, Día de Navidad, el V Ejército Panzer se lanzó al asalto contra Bastogne descuidando su avance hacía el Río Mosa. Los soldados atacantes rápidamente se vieron sorprendidos por los proyectiles enemigos. A medida que se acercaban los tanques alemanes hacia Bastogne, estos ardieron por culpa de la artillería y los bazookas de los norteamericanos; al igual que la infantería también masacrada por las ametralladoras de los resistentes. A pesar de que el asalto alemán penetró en algunas calles de la ciudad, pronto fue rechazado tras perder los germanos en el intento 18 tanques Panzer. Como represalia por la fiera determinación, Bastogne recibió un intenso bombardeo por parte de la Luftwaffe durante la noche que causó numerosas bajas entre los defensores y la población civil.
Mientras la Batalla de Bastogne continuaba en toda su violencia, también hubo otros acontecimientos alejados de allí. El VI Ejército Panzer siguió penetrando con dificultad a través de las Ardenas, logrando tomar Le Roche. Para el día 26 la 2ª División Panzer conquistó las ciudades de Rochefort y Celles muy cerca del Río Mosa, en cambio detrás ya no tenía suministros para seguir avanzando. Hasta allí fue la máxima expansión alemana en las Ardenas, un avance de unos 100 kilómetros al interior de Bélgica del que no se sobrepasaría más.
Activamente el I Ejército Estadounidense combatió y paralizó a la Wehrmacht en Fraiture, Manhay, Hotton, Marche, Granmenil, Houffalize, Beauring y las afueras de Dinant, siendo destruidos en la tenaz resistencia 86 tanques alemanes, 83 cañones y 280 camiones. Peiper que actuaba por su cuenta, las cosas le salieron igual de mal cuando sus fuerzas fueron rodeadas en Gleize sufriendo numerosas bajas. Afortunadamente y gracias a su genialidad en el combate, consiguió que sus columnas abriesen brecha al enemigo y escabullirse para regresar de nuevo a territorio alemán.

Rapidísimo fue el avance de las columnas acorazadas del III Ejército Blindado del general Patton hacia Bastogne, las cuales se situaron a muy pocas horas del objetivo tras arrollar a todas las tropas y tanques alemanes que encontraron de por medio. No obstante poco a poco se vieron ralentizadas en su camino por culpa de los ingenieros alemanes que establecieron barricadas en el terreno o volaron obstáculos y árboles para impedirles el paso. Pero al menos el golpe moral de efecto para los sitiados fue positivo, pues al mediodía algunas unidades de la 101ª División Aerotransportada, al saber que Patton estaba cerca, salieron de sus escondites para luchar contra los alemanes. Mientras combatían a los paracaidistas, las unidades germanas se encontraron con que las fuerzas de Patton les rodeaban por el sur disparándoles con sus tanques. Ante la imposibilidad de resistir tal avalancha de fuego comenzaron a replegarse. Finalmente, a las 16:50 de la tarde, las tropas de Patton, tras avanzar por la ruta de Vaux-les-Rosières, entraron en contacto con los sitiados de Bastogne y pusieron fin al asedio.
No obstante, la Batalla de Bastogne no acabó con la entrada de los blindados de Patton en la ciudad. Entre los días 27 y 31 de Diciembre de 1944 los enfrentamientos siguieron en todo el área exterior de la urbe. Aunque los alemanes aguantaron al principio, la superioridad de las fuerzas norteamericanas hizo imposible que volviesen a retomar el control de la situación, ya que el desgaste de la batalla había provocado que los V, VI y VII Ejércitos Alemanes fueran reducidos a una inferioridad numérica aplastante y finalmente repelidos en todos sus avances. Por si fuera poco durante estas jornadas la aviación aliada se cebó contra las columnas alemanas destruyendo cuantiosos tanques y camiones, tanto en Bastogne como en otros sectores de las Ardenas.
Hitler, justificadamente furioso por el fracaso de la ofensiva, ordenó la retirada general hacia la Línea Sigfrido. El 31 de Diciembre, fecha de Nochevieja, los estadounidenses volvieron a tener el control completo del área de Bastogne y de un tercio de todas las Ardenas. Sin embargo los alemanes todavía no habían jugado todas sus cartas, ya que disponían de un plan alternativo en caso de producirse el fracaso de la “Operación Wacht am Rhein”; algo que como finalmente sucedió, hizo que fuese puesta en marcha la secreta “Operación Bondenplatte”.

Operación Bondenplatte (1 de Enero de 1945)

“Operación Bondenplatte (Plataforma)” era el plan que Hitler había previsto en caso de que la ofensiva en las Ardenas se viniera abajo. Mientras la Wehrmacht y las Waffen-SS excavaban trincheras en la parte oriental de las Ardenas para lanzar una futura contraofensiva, la Luftwaffe haría todo el trabajo de los soldados. Aquella operación consistía en destruir desde el aire a todas las fuerzas aéreas aliadas en las Ardenas y alrededores de Bélgica, Holanda y el norte de Francia, para luego dedicarse la Luftwaffe a liquidar todas las fuerzas terrestres.
Para llevar a cabo la operación se habilitaron hasta 33 aeródromos en Alemania que incluyeron Bissel, Delmenhorst, Vechta, Quakenbrück, Dope, Fürstenau, Nordhorn, Twente, Plantlünne, Hopsten, Vörden, Hesepe, Achmer, Rheine, Güterssloh, Lippspringe, Paderborn, Dortmund, Bonninghardt, Düsseldorf-Lohausen, Colonia-Wahn, Ettinghausen, Merzheuasen, Nidda, Altenstadt, Rhein-Main, Zellhausen, Barbanhaussen, Gross-Ostheim, Darmstadt-Griesheim, Kirriach, Malmsheim y Sttutgart-Echterdingen. Contrariamente los 16 aeródromos aliados designados a bombardear fueron Volkel, Gilze En Rijen y Eindhoven (Holanda); Anvers-Deume, Maldeghem, Ursel, Saint Denis-Westrem, Grimbergen, Melsbroek, Asch, Evre, Saint Truiden, Saint Trond y Ophoven (Bélgica); y Étain y Metz-Frescaty (Francia). La Noche Vieja antes del asalto, se ordenó a los pilotos no beber alcohol, se les prohibió celebrar una fiesta para despedir el año y se les hizo ir temprano a la cama. Poco antes de salir la luz del Sol se decretó la orden “Hermann” que anunciaba el ataque, nombre escogido en honor a la victoria de Germania contra Roma durante la Batalla del Bosque de Teoteburgo

Al amanecer del 1 de Enero de 1945, más de 900 aviones de la Luftwaffe despegaron desde Alemania Occidental. Pocas horas después, una formidable fuerza aérea cubría los cielos de Europa de Occidental rumbo a Francia, Bélgica, Holanda y Luxemburgo. Los efectos contra los aeródromos enemigos serían los siguientes:
-Helmond: Aunque Volkel era el primer aérodromo que debía ser atacado por 99 cazas Focke Wulf Fw 190 a las 9:15 horas de la mañana, este escuadrón se lanzó sobre Helmond por culpa de una confusión en la navegación aérea. Desgraciadamente para la Luftwaffe la pista estaba vacía, pero no el cielo cuando los aviones alemanes fueron interceptados por cazas Spitfire y Typhoon canadienses. El resultado del combate fue una tragedia porque 27 cazas alemanes fueron derribados (15 Focke Wulf Fw 190 y 12 Messerschmitt Bf 109) con 23 pilotos que causaron baja (16 muertos y 7 prisioneros); a costa de solamente la destrucción de 4 aviones canadienses (3 Spitfire y 1 Typhoon). Sin embargo esta derrota sería compensada enormemente por los triunfales éxitos en el resto de aeropuertos.
-Eindhoven: Casi 300 cazas aliados se encontraban reposando en el aeródromo de Einhoven cuando a las 9:20 decenas de Messerschmitt Bf 109 y Focke Wulf Fw 190 alemanes comenzaron a soltar sus bombas, lanzar los cohetes subalares y ametrallar la pista. En poco más de tres o cuatro pasadas fueron destruidos innumerables aviones, exactamente 53 cazas y 11 bombarderos, así como la mayor parte de todas las piezas de artillería antiaérea presentes en el campo, numerosos depósitos de combustible y algunos vehículos militares. Apenas dio tiempo a intervenir a los cazas británicos, que una vez en el aire se vieron fueron abatidos con relativa facilidad por los alemanes, los cuales derribaron 7, entre ellos 4 Typhoon y 3 Spitfire; aunque en el combate el caza Messerschmitt Bf 109 del “as” Hans Ulrich Jung resultó pulverizado al enrollarse por accidente su depósito auxiliar con un cable de alta tensión. Terminada aquella primera oleada, llegó una segunda tanda de Focke Wulf Fw 190 que acabó con otros 33 cazas y 6 bombarderos aliados. Finalizado el ataque a Eindhoven, la Luftwaffe consiguió una victoria increíble al destruir 110 aviones británicos (93 cazas y 17 bombarderos) con la pérdida únicamente de 15 aparatos alemanes y 15 pilotos, de estos 9 muertos, 1 desaparecido y 5 capturados.
-Gilze-en-Rijen: Al mismo tiempo que Eindhoven, reactores alemanes Arado Ar 234 y Messerschmitt 262 atacaron el aeropuerto de Gilze-en-Rijen. Ningún reactor alemán fue derribado, pero tampoco ningún avión en tierra destruido, salvo daños en dos Spitfire aparcados.
-Maldegem: Sobre las 9:20 aviones Focke Wulf Fw 190 guiados por bombarderos Junkers Ju 88 aparecieron sorpresivamente en el aeródromo de Maldegem volando a entre 50 y 100 metros de altitud sobre las copas de los árboles desde donde dispararon sus ametralladoras. Durante diez minutos los cazas alemanes hicieron pasadas alrededor de la base disparando a los aviones aparcados y al personal de tierra que inútilmente se defendió con pistolas. Fueron destruidos un total de 32 cazas Spitfire de las fuerzas aéreas de Bélgica y Canadá; a costa de 13 Focke Wulf Fw 190 germanos.
-Ursel: Simultáneamente a Maldegem, un grupo de cazas Focke Wulf Fw 190 al mando del teniente alemán Hans-Gottfried Meinhof asaltó el aeródromo de Urgel próximo a Brujas. La misión fue un éxito porque todos los 7 aviones aliados presentes fueron destruidos: 1 bombardero estadounidense B-17, 2 bombarderos ingleses Lancaster, 2 cazabombarderos Mosquito y 2 cazas Spitfire.
-Saint Denis-Westrem: Procedentes de Bonninghart, un escuadrón de 36 Focke Wulf Fw 190 atacó el aeródromo de Saint Denis-Westrem cercano a Gante. Durante la incursión fueron destruidos en tierra o en el aire 17 cazas Spitfire polacos libres.
-Anvers-Deume: Bombardeado por 41 cazas Messerschmitt Bf 109 procedentes de Düsseldorf y Dortmund, el aeródromo de Anvers-Deume sufrió la pérdida de 14 aviones aliados y 9 dañados. Sin embargo la advertencia previa a las baterías de artillería antiaérea permitió al personal del aeródromo cobrarse el derribo de 11 cazas alemanes, incluyendo a un “as” con 56 victorias llamado Heinrich Hackler.
-Grimbergen: Desastroso fue el ataque contra el aeródromo de Grimbergen, ya que antes de llegar a su objetivo algunos aviones alemanes fueron abatidos por los cañones navales de barcos de guerra británicos a la altura del puerto de Rotterdam y por una incursión inesperada de 60 cazas Spitfire canadienses que provocaron a los germanos la pérdida de 21 Focke Wulf Fw 190 y otros 10 más dañados con 17 pilotos dados de baja, entre estos 9 muertos y 8 prisioneros. De este modo únicamente pudieron destruir en Gimbergen 8 aviones americano-canadienses entre 4 bombarderos B-17, 2 cazas Spitfire, 1 caza P-51 Mustang y 1 bimotor no identificado.
-Evere: A diferencia de Gimbergen, el asalto aéreo sobre Evere fue un triunfo para la Luftwaffe debido a que sus cazas volaron a baja altura sin ser vistos. El resultado fue de 79 aviones aliados destruidos, entre los que hubo 44 cazas Spitfire anglo-canadienses, 22 bimotores británicos C-47 Dakota y 13 bombarderos norteamericanos B-17 y B-24 Liberator, además de pulverizar 12 camiones, varios depósitos de combustible, algunos hangares y ser dañados otros 16 aparatos. Por su parte los alemanes perdieron 19 cazas, de los cuales 13 fueron Focke Wulf Fw 190 y 6 Messerschmitt Bf 109.
-Melsbroek: Antes de producirse el ataque contra Melsbroek, la escuadrilla alemana liderada por el comodoro Wolfang Späte ya se encontró con problemas durante el trayecto al ser emboscada por cazas norteamericanos P-51 Mustang y por un campo de artillería antiaérea próximo a Gorinchen. No obstante y a pesar de los inconvenientes iniciales, los aviones alemanes atacaron Melsbroek encontrando a todos los aparatos anglo-estadounidenses agrupados en una línea perfecta que facilitó su destrucción. Bastaron un par de pasadas para destruir 5 cazas Spitfire, 11 bombarderos Wellington y un número mayor de B-25 Mitchell, C-47 Dakota, Mosquito y Anson; lo que totalizó 35 aviones pulverizados. Los germanos también sufrieron elevadas pérdidas con el derribo de 20 de sus cazas, entre estos 17 Messerschmitt Bf 109 y 3 Focke Wulf Fw 190.
-Asch: Cerca de Maastrich se situaba el aeródromo de Asch que fue bombardeado por la Luftwaffe hasta en dos ocasiones. La primera incursión terminó en desgracia para los alemanes después de que perdiesen 24 cazas Focke Wulf Fw 190 y Messerschmitt Bf 109, entre ellos los del “as” Günther Sprecht; por sólo acabar con 16 aviones enemigos, entre estos 13 cazas P-47 Thunderbolt, 2 bimotores y bombardero pesado cuatrimotor. Más suerte tuvieron los alemanes en la segunda incursión porque no cosecharon ninguna pérdida y destruyeron 1 caza P-47 Thunderbolt, 1 avioneta Stinson L-1, 2 trenes y 2 camiones. Una tercera tragedia todavía tuvo tiempo de sufrir Asch después de que se marcharan los alemanes, cuando por error las baterías antiaéreas de la base abatieron accidentalmente varios aviones británicos que pasaron sobre esta.
-Saint Truiden: Si hubo un ataque frustrado durante la “Operación Bondenplatte” aquel fue el del aeródromo de Saint Truiden. Sin ni siquiera tener tiempo de acercarse a la instalación, los alemanes fueron emboscados sobre Malmedy sufriendo una enorme cantidad de bajas. Aunque algunos de los aparatos llegaron a Saint Truiden y consiguieron dañar a numerosos aviones aliados; los alemanes tuvieron unas pérdidas elevadísimas con un total de 42 cazas derribados, entre estos 37 Focke Wulf Fw 190 y 5 Messerschmitt Bf 109, casi el 80% de los aviones participantes, además de 24 pilotos muertos, 4 heridos y 10 hechos prisioneros.
-Saint Trond: Breve fue el asalto al aeródromo de Saint Trond porque los pilotos norteamericanos tuvieron que saltar de sus cabinas y abandonar sus aviones y salir corriendo por la pista cuando aparecieron inesperadamente los Messerschmitt Bf 109 alemanes abriendo fuego con sus cañones subalares y ametralladoras, provocando la destrucción de 10 cazas P-47 Thunderbolt norteamericanos.
-Ophoven: Fatal resultó para los alemanes la incursión al eródromo de Ophoven porque únicamente destruyeron 18 aviones enemigos entre los que hubo 15 cazas Spitfire, 2 cazas P-47 Thunderbolt y 1 bombardero B-17, además de acabar con un cañón antiaéreo. Contrariamente la Luftwaffe perdió 27 aparatos en la incursión, de los cuales 25 fueron cazas Focke Wulf Fw 190 y Messerschmitt Bf 109 y 2 bombarderos Junkers Ju 88.
-Étain: Jamás el aeródromo de Étain fue alcanzado por los alemanes, ya que durante el camino de ida los 26 Messerschmitt Bf 109 atacantes fueron interceptados por unos cazas P-47 Thunderbolt que les dispersaron. Durante el encuentro los alemanes sufrieron el derribo de 6 aparatos y daños en otros 6 antes de que se diese la orden de retirada.
-Metz-Frescaty: Uno de los últimos aeródromos atacados fue el de Metz-Frescaty. El resultado de la incursión fue algo incierto a pesar de que los alemanes encontraron a los aviones enemigos alineados en la pista. Fueron destruidos 31 cazas norteamericanos P-47 Thunderbolt y 26 cazas alemanes Messerschmitt Bf 109.

Terminada la “Operación Bondenplatte”, Alemania cosechó por un lado una gran victoria táctica, pero por otro una gran derrota estratégica. A pesar de haber destruido el doble de aparatos a los Aliados que las pérdidas propias, la Luftwaffe no tenía ninguna posibilidad de reponerlas ante la cada vez más marcada ausencia de aviones y pilotos. Las únicas consecuencias positivas para el Eje fue que durante unas semanas los Aliados pusieron menos aviones en el aire, por lo menos hasta que gracias a su potencia industrial, a mitad de Enero de 1945 volvieron a tener plena operatividad y superioridad aérea.
Durante la “Operación Bondenplatte” los Aliados perdieron 465 aviones y otros 190 sufrieron daños, además de resultar destruidos al completo cuatro aeropuertos y otros diez encajar serios desperfectos. Por el contrario Alemania perdió a 275 aviones y otros 69 fueron dañados.

El Bulge (2 – 25 de Enero de 1945)

Después de la “Operación Bondenplatte”, los alemanes resistieron durante días realizando pequeñas escaramuzas a lo largo de las Ardenas sin conseguir éxitos. Mientras tanto los americanos se dedicaron a despejar la zona de rampas para las V-1 y V-2 que estaban siendo lanzadas contra Londres, Lieja y Amberes. Poco despues también llegó a la zona el XXX Cuerpo Británico para decantar definitivamente la balanza de la batalla en favor de los Aliados.
Con la iniciativa estadounidense en las Ardenas aquel primer mes de Enero 1945, la batalla pasó a ser conocida como el Bulge. Los alemanes poco a poco fueron siendo empujados hacia la frontera germano-belga con elevadas pérdidas; al mismo tiempo que se veían obligados a prescindir de ciertas fuerzas como el VI Ejército Panzer de Sepp Dietrich que tuvo que ser retirado al completo de las Ardenas para cubrir el Frente Oriental tras la ofensiva soviética sobre Hungría.

Comprendiendo que recuperarse del fracaso iba a ser imposible y corriendo el riesgo de quedar rodeados antes de alcanzar el Río Rin, el Alto Mando Alemán (OKW), autorizado por el propio Hitler, dio la orden de retirada general hacia al punto de partida inicial de la ofensiva lanzada el 16 de Diciembre del año anterior.
Para el 25 de Enero de 1945, ya no había ningún alemán presente en las Ardenas salvo los prisioneros. La batalla había terminado.

Resultado

La Batalla de las Ardenas fue el enfrentamiento más gigantescto del Frente Occidental durante la Segunda Guerra Mundial. Fuese ya a nivel de infantería, de tanques o aviones, la magnitud del encuentro fue de una intensidad inenarrable. Igual de impresionantes fueron las bajas en los dos bandos. Por ejemplo Estados Unidos encajó casi las mismas pérdidas aquel mes de 1945 que en los siete años de duración de la Guerra de Vietnam (1965-1972).
Estados Unidos sufrió 89.500 bajas entre 8.047 muertos, 48.000 heridos, 20.090 desaparecidos y 13.000 prisioneros. A nivel material perdió 800 tanques y 600 aviones. Gran Bretaña únicamente cosechó 1.408 bajas entre 439 muertos y 239 heridos; mientras que Bélgica 3.000 civiles fallecidos.
Alemania sufrió 83.000 bajas entre 12.652 muertos y unos 70.000 heridos. Respecto al material perdió 600 tanques, 6.000 camiones y 500 aviones.
Tanto en uno como en otro bando las bajas fueron altamente elevadas en hombres y material, algo más para los Aliados. Sin embargo para los alemanes las bajas a aquellas alturas de la contienda eran irrecuperables, lo que les dejó incapacitados para proteger la orilla izquierda del Río Rin y por tanto la defensa de la frontera de su propio país. Aquella victoria de Estados Unidos, sin duda sentenciaría el Frente Occidental para siempre, la Segunda Guerra Mundial en sí y el destino de un Tercer Reich alemán que supuestamente debía haber durado 1.000 años.